
!Ahí vamos de nuevo! El país que más sufre con un equipo que nunca gana
Colombia es un fenómeno mundial único ¿sí o no? es el país que más se desgarra, que más llora, que más se indigna y celebra con un equipo que, en la práctica, nunca ha ganado nada. No importa el año ni la generación, siempre es lo mismo: la ilusión desbordada en las eliminatorias, la fe ciega en que “esta vez sí” y la caída estruendosa cuando la realidad recuerda que nuestra vitrina internacional está vacía, salvo por una Copa América obtenida hace casi un cuarto de siglo en un torneo marcado por el miedo y las sombras del narcotráfico a donde no vino Argéntina y bueno… la historia no vale la pena repertirla porque es lo mismo de siempre, narcos, putas y fútbol.
A lo largo de las décadas, Colombia ha construido un relato épico con pequeños destellos: el gol de Freddy Rincón a Alemania en Italia 90, el 5–0 a Argentina en el Monumental, el escorpión de Higuita en Wembley, el zurdazo de James en Brasil 2014, son postales hermosas, claro, pero las postales no levantan trofeos. Son recuerdos que sirven para sostener el mito de que la Selección es algo más de lo que realmente es… un invitado simpático al banquete del fútbol mundial, pero nunca el anfitrión.
El país sufre como si fuéramos Brasil, celebra como si fuéramos Argentina y discute como si tuviéramos cinco Copas del Mundo guardadas en la sala de trofeos, la diferencia es que, cuando se acaba la fiesta, la realidad es siempre la misma, Colombia es el eterno aspirante. Gana un partido y los titulares hablan de potencia; pierde el siguiente y la hinchada pide quemar a todo el equipo en la plaza pública.
Y nosotros a los que nos gusta el fútbol ya parecemos psicópatas, porque nos quejamos de que “son muy malos”, pero llenamos estadios, pagamos camisetas carísimas y organizamos caravanas con la misma devoción con la que otros celebran títulos reales, es como estar enamorado de alguien que siempre promete cambiar y nunca lo hace y aun así seguir entregando el corazón pero pónganse a pensar que igual es el país, el país es eso mismo, alguien que a pesar de tanta maldad, violencia, corrupción siempre promete cambiar y nunca lo hace, ahí sigue uno en esa relación tóxica como la de la selección.
Quizá por eso la Selección refleja tan bien al país, tenemos talento, pero nos falta carácter; tenemos pasión, pero nos sobra drama; y nos acostumbramos a sufrir con algo que nunca nos da lo que esperamos. Colombia es la tierra del realismo mágico, incluso en el fútbol, un lugar donde el mito importa más que la verdad y donde se sufre como campeón sin haber ganado nunca nada importante.
Y aun así, cuando suene el himno el próximo partido, ahí estaremos otra vez, con la mano en el pecho, repitiendo como un mantra: “esta vez sí” porque solo basta ganarle a Bolivia para ir al mundial, pero lo hemos visto ya tantas veces, la ilusión y la derrota que mejor dejarlo así.