
Fútbol colombiano: El negocio y la bandera de la mediocridad nacional
La Selección Colombia de mayores volvió a decepcionar, como si esto fuera extraño. El 6 de junio de 2025, ante un estadio lleno en Barranquilla, empató 0-0 contra Perú, un rival que pelea en la parte baja de la tabla y que en el papel, debía ser un trámite para un equipo que presume de tener una de las nóminas más caras del continente. El resultado deja a Colombia en la cuerda floja, con la clasificación al Mundial 2026 más lejos y el margen de error reducido al mínimo.
La narrativa es la misma de siempre, una generación “dorada” que nunca gana nada absoltuamente nada, esto lo hemos escuchado desde que tenemos memoria, una doctrina insípida como la de “Colombia es pasión” o “La potencia mundial de la vida”, un micromundo interno, un fútbol sin identidad y un país que se ilusiona con poco y olvida rápido. En toda la historia del fútbol colombiano solo se ha ganado una sola cosa… La única Copa América que se obtuvo en 2001, sigue siendo un capítulo polémico: se jugó en casa, Argentina y Brasil no participaron por miedo a la violencia, y el torneo fue más un trámite que una hazaña deportiva, los equipos no vinieron por la violencia y la percepción es que el camino fue limpiado para que por fin, en 100 años el país pudiera tener algo.
Desde entonces la Selección ha sido sinónimo de frustración, eliminaciones tempranas, técnicos que no duran, jugadores que brillan en clubes pero se apagan con la camiseta nacional y una dirigencia que prioriza el negocio sobre el proyecto deportivo.
Después del empate con Perú, Colombia ocupa el sexto lugar, el último puesto de clasificación directa, con 21 puntos y tres partidos por jugar, necesita sumar al menos 3 a 6 puntos para asegurar el cupo, pero la tendencia reciente —cuatro partidos sin ganar, fútbol pobre, falta de gol y desconexión táctica— hace que la clasificación sea una moneda al aire, vienen equipos que siempre han arrastrado a la selección y parece que ya no hay nada que hacer… otra vez. El equipo depende de la calculadora y de los resultados ajenos, otra vez.
La pregunta es ¿por qué seguir creyendo en un proyecto que jamás da frutos? La respuesta parece estar más en el negocio que en el deporte.
¿Cuánto le cuesta el fútbol a Colombia?
El fútbol colombiano es un espectáculo caro y de resultados pobres. Aquí algunos datos duros:
Valor de la nómina de la Selección Colombia:
303,5 millones de euros (más de 1,3 billones de pesos colombianos), según Transfermarkt.
En contraste, la nómina de Perú cuesta apenas 30 millones de euros.
Costo de ver un partido de Eliminatorias en Barranquilla:
Boletería: entre $85.000 y $1.365.000 por entrada.
Gasto total promedio para un hincha que viaja: entre $815.000 (bajo presupuesto) y $4.265.000 (alto presupuesto), sumando tiquetes, hospedaje, transporte y alimentación.
Impacto económico de un solo partido en Barranquilla:
El partido Colombia vs. Perú movilizó más de $45.000 millones en la economía local, con 46.700 asistentes y un gasto per cápita de $1.530.000.
Abonos de clubes profesionales:
Los precios de abonos anuales en equipos como Atlético Nacional llegan hasta $2.571.500 por persona.
Premios y salarios:
Los jugadores y cuerpo técnico reciben premios millonarios por partidos y convocatorias, aunque los títulos brillen por su ausencia.
Como siempre el Colombia, comerciante por naturaleza, lo único que valora es el dinero. Nada más, el cuento del fútbol es un segundazo ideológico.
El fútbol colombiano es un negocio redondo para directivos, patrocinadores y algunos jugadores, pero un espectáculo mediocre para el hincha. Se invierte como si se compitiera con potencias mundiales, pero los resultados son los de una selección de segunda línea, el hincha paga caro por la ilusión de un triunfo que nunca llega, mientras la dirigencia sigue facturando.
Y esto señores nunca va a cambiar porque lo llevamos en la sangre, el perder siempre y el ganar dinero fácil.
@revistasinpsis